
Juro, por lo que más quiero, que jamás había deseado tanto que alguien pudiera leer mi pensamiento.
No podía dejar de reír, no podía dejar de mirarle, juraría también que tenía eso en la mirada, que se enciende cuando hablas estúpidamente sobre alguien con quien podrías pasarte horas.
No me gusta. Nunca me va a gustar. Repetírtelo medio millón de veces, y no creértelo ni una sola vez.
Nunca nadie antes la había tratado como él la trataba. Era todo maravilloso, como ella quería, cuando ella quería, y sin que hiciese falta que ninguno lo pidiese. Era como si conociera a fondo lo que necesitaba en ese momento.
Contaba los minutos y los segundos para verle, nada más acercarse entre la muchedumbre, le reconoció, podía notar los frenéticos latidos de su corazón. Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en su cara, empezó a disimular que no estaba pendiente de los centímetros que les separaban en cada momento, la miró, ella sabía que le miraba, se sentía la persona más especial que había en aquel lugar, sentía que él, la hacía especial. Miró sus ojos, que tanto tenía en mente últimamente. Él sonrió, su sonrisa, pasó a ser nada más que el eje entorno a lo que giraba todo su mundo, acarició su cara. No es que hubiera olvidado como se sentía una caricia como aquellas, sencillamente, nunca había sentido caricias iguales, nada se podía comparar a esa sensación.Estaba a mi lado, siempre que lo necesitaba lo estaba, ¿pero siempre es así al principio, verdad?
Todos la miraban, pensando que estaba mal, que aquello no era correcto, y que no llevaría a nada bueno, que no podía estar con él, que no era el momento. Ella lo sabía, no lo era, no estaba bien, no era correcto y no llevaría a nada bueno, pero... Sencillamente, merecía la pena equivocarse.
Lo demás se paraba, el tiempo se frenaba, nada más estaba presente, solo estaba él.
No sería difícil acostumbrarse al tacto de las caricias - pensó.
Hablaban sin parar, cualquier cosa era válida para distraer la mente de una tentación.
La mejor manera de acabar con la tentación es caer en ella.
No sé si los principios, si la ética, si que coño era aquello que le decía que no cayera en la tentación, fuese lo que fuese, gritaba a la vez que su corazón y la batalla estaba demasiado igualada.
Los sentimientos se oxidan, se acaban, se terminan con el tiempo, pero al principio, las indirectas, las pequeñas caricias, las miradas que lo dicen todo cuando los labios no dicen nada, que lo prudente está rompiéndose en añicos en una parte de tu mente, guiños, sonrisas...
Es una sensación pura, que te recorre todo el cuerpo de los pies a la cabeza.
Hablaban sin darse cuenta, que a cada palabra se acercaban un suspiro el uno al otro.
Acabando a pequeños centímetros el uno del otro. Mirándose fijamente a los ojos, que débiles miraban de reojo a los labios.
Es solo una piel sobre la piel.
~Hay caminos que hay que andar descalzo, ya no te preocupes más por mi, siempre me entra arena en los zapatos, esta vez me quedo aquí, si te cabe el cielo en un abrazo, siempre habrá una estrella para ti, si catorce vidas son dos gatos, aún queda mucho por vivir.
Seguro que te gusta, solo hay que ver como escribes...
ResponderEliminarQuizás no mucho, pero si lo está empezando a hacer.
Seguro que alguna de tus amigas ya lo sabía.
Coco(:
Gracias Coco:)
ResponderEliminarNo sé si es así, solo sé que esas sensaciones, no las cambio por nada..