
El valor para marcharse el miedo a llegar.
Esa sensación de cuando eres pequeña y todos duermen ya, es de noche y está todo oscuro, no ves nada a tu alrededor, echas a correr con la esperanza de llegar a algún lado, tropiezas y no ves nada más allá de ti, y en esa oscuridad te llegas a imaginar lo peor que puede haber en la mente de una niña de cinco años, el miedo no te deja pensar.
Jugar al azar, nunca saber donde puedes terminar.
Voy dando tumbos a oscuras, ya no me queda nada, te has ido, y te has llevado todo contigo. Sé que es lo que debía pasar, pero aún así, duele, duele mucho, tener que sonreír como si todo fuera estupendamente cuando te estás muriendo por dentro, cuando solo tienes ganas de llorar, de chillar, de detener el tiempo y destrozar todo cuanto te rodea.
Duele ver lo rápido que te olvidas de todo, duele me que hables con normalidad, me duele decir que estoy bien mientras estoy llorando. Me duele incluso respirar.
Solo quiero desaparecer. Despertar lejos, muy lejos de aquí. Y olvidar todo lo que me hace llorar, solo recordar lo bueno.
Contigo a mi lado, todo se veía de otra manera. Te echo de menos.
¿Por qué las decisiones adecuadas son las difíciles?
ResponderEliminarQuizá porque la mayoría de ellas te ponen en situación de elegir entre lo que necesitas y lo que quieres.
Estoy muy segura de que la gente de tu alrededor te dará todo el apoyo que necesites. Y quizá él no se olvide y esconda lo mismo que escondes tú tras los estoy bien, las sonrisas y las charlas banales.
Todo es posible, y la única cosa que no tiene solución es la muerte. Busca lo positivo, aunque ahora mires y solo veas oscuridad, a tu alrededor hay miles de luces.
Un abrazo.