Estamos hechos de la misma materia que los sueños.

  

Dicen por ahí que los sueños,sueños son, que nada nos pertenece más que ellos, que aquel que no se alimenta de sueños, envejece pronto y que irónicamente, para cumplirlos, tienes que despertar.

Yo digo que los sueños, son como los miedos, todo el mundo vive atado a ellos, pendiente de ellos.

¿Miedo? 

De volver a encontrarte y que seamos dos extraños.

De algún día ser para ti solo un recuerdo. 

Creo que de los sueños, depende el brillo de una mirada, la curva de una sonrisa y todas las decisiones tomadas a lo largo de la vida.

 Y además, pienso que ya que vamos a soñar, debemos de soñar a lo grande.
Que tan solo de uno mismo depende.

¿Y sabes que dicen de las palabras?





Dicen que son de papel, que se escriben, se borran y terminan por arrugarse, tirarse a la basura.
Pues tampoco, yo digo que las palabras son de agua salada; transparentes, pueden esfumarse, dejarte calada de frío en un momento, surgir cuando menos te lo esperas y algunas dar la vuelta al mundo. 






Y es que, a decir verdad, nadie puede decirte qué tiene que ser para ti un sueño, o como debes interpretar las palabras de otra persona, nadie puede saber mejor que tú que quiere decir lo que te rodea, igual que nadie puede decirte que no luches tras un sueño.


También creo que los sueños son inmortales, que puedes matar al soñador, pero jamás podrás acabar con el sueño.

¿Sabías que el único animal sobre la faz de la tierra que es inmortal, es una medusa?