Todo fluye, nada influye.

 Dices que cuando miras mis ojos ya no ves la misma chica, a la que cualquier escusa le valía para regalar una de sus mejores sonrisas, un abrazo de los que hacen que algo suba hasta la nuca recorriendo todo tu cuerpo. Unos ojos que brillaban, que tenían la esperanza de que todo iba a ser diferente esta vez.
No fue esa chica la que murió, quizá fue la esperanza. Al ver que todo había vuelto a ocurrir tal y como ya había pasado piensas que es un circulo vicioso del que jamás podrás escapar.
¿Y qué haces?
Golpeas las paredes para encontrar otro camino.
Parece simple pero el primer paso para cambiar algo es moverse del sitio. Te quejas, lamentas, lloras y ni siquiera sabes por qué, pero no se te ocurre lenvantarte.
Vamos a actuar y luego pensar, no tienes a nadie a quien dar explicaciones, nadie que las necesite. Quién sabe.. de las peores decisiones surgen las mejores historias.

 Es más útil que ver como la vida de los demás avanza y la tuya se queda estancada.
Los errores están para cometerlos.

Vive.