
Llorar y gritar hasta enrojecer, que el estallido de lo que sientes recubra toda la habitación.
Cuando te empeñas en guardar bajo llave todas y cada uno de las sensaciones, se van acumulando, y llega un momento, que necesitas romper con todo, demostrarte a ti misma que hay una pizca de verdad en esos sentimientos.
Es liberarlos todos y cada uno de ellos, escupirlos, gritar, llorar, reír, golpearlo todo hasta que un pitido intermitente en tu cabeza te diga que empiezas a rozar la locura.
Y cuando vuelves a mirar, ves todos los estragos que has provocado, que has hecho daño a personas que querías y has acabado por perder el control.
Si cruzas una raya y no pasa nada, la raya deja de tener significado, puedes trazar la raya más y más lejos y seguir cruzándola una y otra vez, supongo que es así como algunas personas acaban por salirse del mundo, es sorprendente lo fácil que resulta escapar de la órbita normal. Ya nadie puede alcanzarte, lo has perdido todo.
Tampoco queda nada por lo que sonreir, ni por lo que vivir, ni por lo que respirar.
Por que en el fondo la vida es eso, respirar.
Y poco a poco las cosas se van recomponiendo solas, una a una, curando cada cicatriz del corazón...
Para ser sinceros prefiero mil mentiras que escuchar que no me quieres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario